domingo, 27 de septiembre de 2009

Beffett a Domicilio 6ta parte

JUEVES

Mientras viajaba en la micro en la mañana muy temprano, sentado al lado de la ventana, rumbo a ninguna parte, ya que no puedo entrar a clases, y ya me sentía avergonzado de ir solamente a juntarme con mis compañeros. Pensaba en mi familia y que en estos momentos no valemos nada, somos un “problema”, el único valor, -¡Por lo menos económico!-, para el mundo es muertos, gracias a los seguros.

Juntos valemos como 48 millones, sonreí al verme en el vidrio de la ventana, valemos menos que un premio del “loto” o “kino”.

Sin darme cuenta ya estaba en la U., me quedé en el café, cada tanto rato me acompañaba el Pablo o la Tati, algunas veces la Flo o la Patty, también me llamó Li, está preocupado por mi, también quiere ver la forma de solucionar de alguna manera mis problemas económicos, casi se viene de la casa a verme a la U., pero le dije que se quedara tranquilo, -¡Ya es bastante humillante que los amigos se preocupen por uno y te tengan lástima, como para que él, esté casi cuidándome!-.
Luego ya en la tarde, llegaron al café Pablo, Tati, y la Flo a acompañarme, al final nos fuimos al “Medusa”, allí después de unas cuantas cervezas y de buscar soluciones para obtener dinero para pagar mi deuda, comenzó el ánimo a “levantar”, los comentarios sarcásticos hacia el resto de público en el local no se hicieron esperar, y así con mucha cerveza y naturalidad se nos fue el resto del día y parte de la noche, tampoco recuerdo cómo llegué a mi casa.

VIERNES

Me levanté tarde, apenas hablé con mi mamá, la “cholita” está peor, la inyectaron, pero al parecer no a servido de mucho, me dio mucha pena, -¡Pobre gatita!-, mientras la “niña”, -¡La otra gata!-, anda con su tremenda barriga güeviando por toda la casa, mi mamá esta más triste, ya eran las 15 hrs., me despedí y me marché al trabajo.

Cuando llegué al “templo del laburo”, me percaté de que había un “ambiente” un tanto tenso, hasta un poco triste, a decir verdad nunca el ambiente aquí a sido precisamente festivo, pero esta vez la mala “onda” se notaba demasiado.

La Paola, que estaba desde la mañana me explicó el “problemita”, se rumorea que a la Teresa la van a despedir, no me sorprendió demasiado la situación, era de esperar, -¡Es cierto que la mayoría llega atrasado a los turnos, pero lo de ella es güeveo, una, hasta tres horas de atraso, con la sencilla explicación de que se quedó dormida, o sea!!!-.

Pero el hecho de que la despidieran igual incomodaba, tiene un hijo y eso me hacía tenerle lástima, -¡Eso es mucho, imagínense yo, tenerle lástima a alguien, qué queda pa’mi entonces ja..!-.

Fueron llegando de a poco el resto de telefonistas, entre ellos venía Li, lo puse al tanto de lo que estaba pasando, me miraba fijamente mientras le hablaba, al final se quedó en silencio, me imagino que pensando todo lo que le dije, luego suspiró cómo si estuviera cansado, -¡Le pasa por güeona!-, fue su comentario, se notaba que estaba muy molesto, -¡Cuántas veces le dije que llegara temprano a la “pega”, qué piense en los problemas que tiene, en su “cabro” chico!-, nos quedamos mudos la Pao, González y yo, solo lo miramos, de pronto se dio vuelta y se metió en su computador y comenzó a jugar “carta blanca”, los tres nos miramos un tanto extrañados por su reacción, pero no alcanzamos a opinar ya que los teléfonos comenzaron a “sonar”.

-¿Qué “onda” Li?-, le pregunté al ver que seguía enrabiado, -¡Me emputece la gente poco consecuente, irresponsable!-, fue su respuesta, para luego entre llamado y llamado, seguir diciéndome que le preocupa la situación de la Teresita, que le tiene afecto y que ella es mamá.

Sus explicaciones eran lógicas, o mejor dicho ciertas y lo de preocuparse también era algo así como obvio, -¡Es nuestra compañera!-, pero de ahí a tomar esa actitud de excesiva rabia, me parecía “musho”, por decir lo menos, si total nunca han sido precisamente tan “inseparables”, ni la Marisol, su “amiga” del alma estaba así de contrariada, de hecho parecía no preocuparle demasiado.
Con el correr de los días, se empezó a rumorear que el Li, estaba enamorado de la Teresita, la primera vez que escuché tal hipótesis me dio mucha risa, pero cada vez que recuerdo su actitud pareciera ser lo más lógico, -¡Li enamorado…, y de la Teresita!?-, no sé pero la idea sigue sin “calzarme”.

Ese día me fui con el Li, en la micro, hablaba poco, parecía que no estaba, le preguntaba cualquier cosa, pero ni me “agarraba”, de pronto sentí rabia y al instante asimilé cómo se debía sentir él, cuando siempre me va hablando y yo estoy “sumergido” en mi mente, pensando o soñando.

Entonces atiné a preguntarle por sus papás, ese es un tema que lo debiera volverse a mí y olvidarse un rato de la Teresita y por fin hablar, -¡Mejor no lo hubiera hecho!-, me miró furioso, se le pusieron los ojos redondos, si hasta parecía un “animé”, -¡Todo está echo mierda, mi viejo quiere echar a mi amá’, las peleas son horribles, “apoteósicas”, se insultan como si fueran dos “flaites” desconocidos, con unas ordinarieces, además nos enteramos con mi hermano, que se “cagaban” mutuamente hace años, prácticamente desde que se casaron, los dos son unas mierdas, unos cínicos, no se quieren, nunca se han querido, no sé por qué mierda se casaron, quizá fue por mi, son unos desgraciados de mierda!-. Quedé “helado”, no dije nada, no sabía que decir, no se veía triste como la vez anterior, por el contrario, por primera vez lo vi enojado, muy furioso, y eso para mi era muy extraño.

Seguimos en silencio el resto del viaje, ya cuando faltaba poco para que se bajara, me volvió a hablar, -¡Discúlpame, no quise gritarte!-, me tomó la mano y con la mirada baja y esta vez triste me sonrío, hice lo mismo, me dio pena sentirlo así, le dije que se quedara tranquilo, que todo está bien, -¡Lo típico!-, cuándo bajó se dio vuelta para despedirse haciéndome señas con la mano.

El resto del camino fue silencioso, miraba mi reflejo en la ventana, imaginaba mi casa, veía a mis viejos y no deseo llegar a esa casa, me empecé a sentir muy angustiado.

Al bajar de la micro, no sabía que hacer, crucé la calle y los pies me llevaron rápidamente, había mucha gente en las calles, se notaba que era comienzo de fin de semana, estaba también el viejo culiao que se “pesca” a su hija, esta vez no se me quedó mirando.

Al parecer toda la gente tenía ganas de güeviar, hasta olores a carnes asándose se respiraba en el ambiente, llegué a mi casa, estaba frente a la puerta de la reja y vi que había luz en el living, -¿¡Mi amá’ en pie?!-, me parecía muy extraño ya son la 01:00 hrs., entré tranquilo, pero expectante, lo primero fue escuchar la radio “tocando” cumbias, la luz de la cocina estaba encendida, miré la pieza de mis viejos y vi que mi apá’ dormía, caminé a la cocina y allí estaba mi vieja cocinando, me preparaba arroz con choritos, para que lleve de almuerzo al otro día al trabajo, tenía el rostro “colorado”, me saludó alegre, -¡Parece qué están haciendo un asadito por acá cerca!-, me dice saboreándose el asado imaginario, mientras se tomaba un “combinado”, la acompañé en amena conversación de lo acontecido en el día, hasta que terminó de cocinar (cerca de 20 minutos), luego nos fuimos a acostar.

En la pieza encendí un cigarrillo, ya estaba acostado, ya todo estaba en silencio, se había acabado la “fiesta” de mi mamá, ya estaba profundamente dormida, ya terminó el día.


SABADO

Amaneció muy helado, a pesar mío me levanté bien temprano, me tomé un café gigante, para reponerme y me marché a la “pega”, no hablé nada con mis viejos.

Al llegar al trabajo, lo primero que hice fue encender la estufa, prepararme un café, saludar al ordinario de turno en despacho y por último encender los computadores, tuve que esperar varios minutos para hacerlo, ya que el ordinario tenía la cagada con el “servidor”, -¡Hoy no pinta bien día!-.

-¡Debería dedicarme a leer el futuro!-, el día fue como el culo, asqueroso, estuve con un genio de la cresta, apenas hablé.
En todo caso no diferenciaba mi carácter mucho con el del resto, hoy nadie quería estar ahí, -¡Nunca queremos estar aquí!-, al final cuando terminó mi eterno turno, me fui rápidamente, casi no me despedí, en todo caso creo que a nadie le importó.

Menos mal que en mi casa estaba todo en silencio, no tuve la obligación de hablar con nadie, me fui a dormir de inmediato, para levantarme a primera hora mañana y volver a ir al trabajo.

Me sentía cansado y agobiado, pero no me quedé dormido hasta unas cuantas “eternas” horas más tarde.


LUNES

Hoy decidí llegar más temprano, -¡Una hora antes!-, no precisamente porque me encante mi adorable trabajo, es solo, para hacer más horas y así esperar a que a fin de mes, mi sueldo se incremente “algo” más.
Al llegar me encontré casi de frente con Ramón, él es un chofer o “driver”, como llaman acá a los que reparten la comida a los domicilios, por lo general no hablo con ellos ya que es muy difícil llegar a conocerlos, por la rotación tan alta que siempre hay, solo existen unos pocos, -¡Muy pocos!-, que están contratados y esos son de lo peor, bueno por ahí habrá algunos que son excepciones, pero como digo son los menos, muy menos.

Ramón, es uno de los que no es una excepción, muy por el contrario es de los peores, el más malo, se mantiene trabajando ya que es “protegido”, por la gente de despacho y porque los dueños que son malos empresarios, no se percatan el tipo de entes que tienen trabajando.

Me saludo de malas ganas, yo hice lo contrario, -¡Hay que demostrarles lo qué es ser gente a los rotos!-, abrió su boca asquerosa, le faltan dientes, su aliento a mierda viva, sus ojos como desviados, producto de tanto alcohol que consume, su piel morena y arrugada, más su pelo canoso y poco, peinado hacia la izquierda y corto, -¡Uf…, y los clientes aceptan de sus manos la comida que les entrega, qué asco…!-, se acercó mucho a mi, para preguntarme por la Paola, quería saber si venía hoy al turno, su aliento casi me derritió, -¿ Por qué será que algunas personas que ni siquiera te conocen, no son amigas ni nada, se toman el derecho a acercarse o tocarte, como si hubiera confianza para ello?-, le contesté rápidamente y librarme de tal hedor y horrible humanidad, que venía hoy, pero más tarde y me apuré a entrar a la sala de telefonistas, pero el viejo imbécil insistió, me detuvo de nuevo, para hablarme de que estaba reuniendo gente, para formar el equipo de futbolito de la empresa y participar de un campeonato, y le Interesaba saber si quería participar de tan entretenido “panorama”, -¡Podemo ganar el campeonato y despué hacemo un asaito, compramo copete, el panorama está wendi o no?-, terminó de decirme aquello y ya no aguantaba más su aliento de mierda, en eso apareció la Karla, con su rostro de “alegría”, y el viejo asqueroso se la quedó mirando con ojos lascivos, se notaba lo que estaba imaginándose con la pobrecita, y fue detrás de ella para hablarle de cualquier idiotez, con tal de estar al lado de ella y ojalá lo vieran otros chóferes, para poder decir después, que la Karla está detrás de él, “ya qué todas las minas telefonistas son buenas pa’l gueveo”, según los comentarios que hace a todos los chóferes nuevos que entran a este trabajo,-¡Viejo culiao…!-.

Lo increíble es que más de una vez hemos recibido reclamos de clientes por el servicio que presta este individuo, les tira las monedas cuando la propina es poca, otras ni siquiera saluda y es prepotente, y cuando se las a dado de galancete de quinta categoría con algunas clientas, haciendo insinuaciones indecentes.

Pero jamás la gente de despacho le a dicho nada, para que deje de hacer semejantes estupideces, ni a los dueños les han contado lo que ocurre con este viejo ordinario, o estos se hacen los desentendidos, total, para qué echarlo, está contratado y deberían pagarle “mucho”.
A pesar de que les pagan poco a los chóferes y como son unas mierdas arrastradas los que están contratados,(hacen todo lo que les piden), -¡Lindo sistema de trabajo!-, para qué complicarse, total nunca se va a saber lo que ocurre.

Al rato llegó la Pao, le conté que el viejo quería hablar con ella, esta se extraño, no se imaginaba que querría hablar con ella el anciano decrepito y hediondo, le pregunté si sabía alguna “cosilla” sobre la vida de este ente, y me contó que vivía en la casa de una hermana solterona, con toda su familia, eso significaba esposa y cinco hijos, que la hermana tenía un buen trabajo y que ella le pagaba los colegios y el instituto a uno de ellos, además de que le estaba pagando un tratamiento dental, para que se arreglase el hocico, -¿Pero en que gasta la plata que gana acá trabajando, si viene casi todos los días?-, le pregunté de inmediato, -¡En copete, si se lo pasa tomando casi todos los días, cualquier día llega borracho a entregar una comida o se mata cuando se va pa’la casa!-, me respondió la Pao, mejor cambié de tema, me sentía bien al saber que hacía lo correcto manteniendo al margen a este tipo, no era porque fuese clasista o discriminador, por favor soy tan pobre como cualquiera y los hay más que yo, pero de verdad a gentuza como esta hay que tenerlos a distancia, lo único que ocasionan son problemas, conventilleos, gente mala clase como diría mi abuela.

Al turno llegó Li, se sentó a mi lado y esa noche competimos quien ganaba más rápido “carta blanca”, terminamos empatados, pero creo que se dejó ganar. Estaba de buen ánimo, conversamos y nos reímos mucho del famoso “pichichi”. Lo que pasa es que a este individuo se le ocurrió llamar para pedir comida de La Pizza Nosstra, y lo atendió Li, el tipo quería una pasta de nombre extraño, con unas salsas igual de extrañas, le dijo que no estaba en la carta el dichoso plato, pero el con tono muy prepotente le dijo que llamara al restaurante y le dijera que el plato era para él, “El pichichi”, entonces Li dejó la línea en espera, para comunicarse con el local, pero antes nos comentó a mi y a la Pao, lo que quería el mal educado deportista, nos cagamos de la risa, -¡Y vende la imagen de educadito y buena gente el roto!-, comentó la Pao, -¡Para qué veas lo qué produce la plata en los ordinarios!-, dijo Li, mientras yo llamé al restaurante, para consultar por el plato, al final me dijeron que ese plato no existe, que a lo mejor lo que quiere es un tris de pastas, pero que las salsas que nombra tampoco las conocen, quizá sean ragú y leggera, pero que estás no las preparan con el dichoso plato, al final la conclusión era la misma, que con la gran mayoría de los clientes, -¡No sabe lo qué quiere y está hablando puras huevadas!-, Li le contestó al famoso “pichichi”, diciéndole que el plato que pide no existe y que lo similar debe ser el tris de pasta, -¡Eso, eso es lo qué quiero…, eso es lo bonito de la comida no…!-, le contestó. No entendimos nada y eso fue al final lo que le enviamos, sentimos un poco de rabia, risa y hasta vergüenza ajena, mejor lo olvidamos, así que nos levantamos los tres y nos fuimos a preparar café y seguir con nuestras vidas…

Esa noche nos fuimos los tres juntos, algo nos pasaba ya que estábamos demasiado “amorosos” entre nosotros, por lo menos la Pao y yo, ya que Li, es más sereno y a mi siempre me trata bien.

Nos despedimos de la Pao, se iba a juntar con su noviecito, seguimos el trayecto solo los dos, -¿Aún no te llaman del canal?-, me preguntó, con la cabeza le dije que no, ya era su turno de bajar, -¡Ya va a salir algo, llámame cuando llegues a la casa!-, me dijo antes de bajar, nos despedimos tenía las manos heladas al igual que yo, la micro parece un verdadero refrigerador. Seguí mi camino a la casa, todo tranquilo.


MIERCOLES

Las oficinas de cobranzas de la U., están siempre bien calefaccionadas, pero no podía evitar el tiritar, debo en total con intereses incluido $645.585.- pesos, para repactar debo tener un aval que ellos evaluaran y verán si es “aceptable”, debo cancelar $200.000.- pesos y el resto pactarlo en 5 letras bancarias, recién así puedo volver a clases, con la deuda repactada, más el resto de letras que quedan del año académico, esa es la única solución, para poder seguir estudiando, les expliqué lo ocurrido en mi casa, la enfermedad de mi viejo, sus ingresos paupérrimos, mi vieja y su “insignificante” negocio y mi mierda de sueldo, pero no existe otra posibilidad, estoy viejo pa’algun crédito o beca, así que debo pagar no más.

En el local de la “tía” me tomo un café cargado y sin azúcar, mientras suena por la radio “fifty-fifty clown” de Cocteau Twins, me siento “flotar y con ganas de llorar.

Me bajé de la micro, -¡Casi me caigo!-, miré la calle estrecha y todas las casas pegadas unas con otras, caminé lento, veía sus jardines pequeñitos, las rejas delgaditas, los números en las puertas, -¡Tan insignificantes!-, los techos todos iguales, del mismo color, ventanitas con visillos blancos, parece que viven enanos, todo es pequeñito, reducido, hasta el viento que corre es cortito, será para no molestar a los “pequeñitos” que habitan las pequeñitas casitas, todos duermen, no hay ruidos, solo me escucho yo, como que fuese grande, -¡Muy grande!-, entre tanta insignificancia, entre sus autitos usados, chocados, del año de la mierda, sus camitas, deben tener sueños chiquititos, apenas caben en sus cabecitas, pequeñitos conformistas, felices de ser “chiquititos”, me tropiezo en la veredita, casi caigo de nuevo.

Busco una micro para arrancar, me quedé dormido, tengo tanta pena, tengo mucha vergüenza, estoy borracho y me perdí.
Quiero llegar a mi casita, pegada a otras casitas, con sus jardincitos, con mi camita, -¡Estoy borracho!-, tengo tanta vergüenza…


- 1991 –

Había terminado la carrera de “Comunicación y Locución”, a duras penas, estaba sin trabajo y debía como 5 letras, al acto de egreso fue mi mamá, mi papá no le interesaba ir, todo se supone que sería lindo, pero más bien fue estresante, sentía el hecho de deber plata al instituto como “algo” limitante, luego de la ceremonia y brindis nos fuimos a la casa, mi mamá estaba contenta, me decía que ahora te va a empezar a ir bien, debes enviar currículos a las radios, a los canales de televisión, eso me hacía ilusión, mientras íbamos en la micro.

Me pasé muchas semanas y meses yendo a cuanta radio había, me conseguí recomendaciones, formulé proyectos para programas, que luego vi o escuché, que otros hicieron.

Me presenté en los canales de televisión, como pude preparé otros proyectos y logré entregarlos, en algunas ocasiones a directores que hoy siguen en sus puestos, por más que los llamé por teléfono, los seguí, nada pasaba, me mantenía optimista, el hecho de estar trabajando en una obra de teatro como director de escena, vacante que logré sin querer, por que el director,-¡Un viejo asqueroso!-, me tenía “ganas”.

A la obra le fue bien, la compañía era una mezcla de viejos estandartes y “figuras” nuevas, de hecho la protagonista salía en la tele, eso era un “plus” y una alegría para el equipo, lo pasé bien, trabajé harto, gané muy poco.

Con un poco de la esquiva suerte entré a trabajar a la recién inaugurada radio “Nina”, emisora de puras minas a hacer comentarios de espectáculos o mejor dicho hablar de “panoramas” culturales, obvio todo esto “ad honorem”, por una a dos horas los días sábados, con la locutora oficial.
Aprovechaba de promocionar la obra donde trabajaba, fue un período “agitado”, donde aprendí, trabajé, pero al final igual quedé sin nada.

No conseguía una “pega” en el medio, pronto tendría que buscar un trabajo tradicional (vendedor, júnior, etc.), para generar fondos, aun debía pagar lo que debía al instituto, además por más que quisiera algo mejor en trabajos, no estaba apto, a pesar de tener educación, no es lo, que las empresas quieren o necesitan y para peor no tengo ningún “pituto”.

Todo el año buscando “pega”. Cierta vez en una agencia de una mina hasta hoy conocida como una productora “buena” en el medio, recuerdo que me llevó a un lado de su oficina, antes de hacerme el “casting” y me dice que mejor me olvide de esto de actuar o la radio, -¡Eres moreno!-, a la gente que mueve los medios le gustan solo los rubios, los blancos, las caras bonitas, la miré sin entender bien, le sonreí, le di hasta las gracias y me fui…

A pesar de estar todo cagado, sin plata, sin “pega”, igual me sentía optimista, de hecho mi mamá me pasó plata, que le pedí, para ir a bailar, era como mi quinta vez que iba al “Quasar”, ya le había perdido el nervio a ir solo.

Igual me costaba asimilar tanto maricón junto en un lugar tan chico, fue un sábado, tres días después de mi cumpleaños, esa noche conocí a Luis, a partir de esa noche me olvidé que quería ser, solo quise estar enamorado…, de él.


- PRESENTE –

-¡Viejo culiao!-, chofer de mierda, frenó tan fuerte que me pegué en la frente con el asiento de adelante, aun falta para llegar, e viajado toda la noche, de micro en micro, ya me siento mejor de la borrachera, al mirar el reloj veo que ya son las 04:37 hrs., de la madrugada, -¡Ojalá qué mi amá’, esté durmiendo tranquila y que no se haya dado cuenta qué aun no llego!-, tengo sueño, tengo pena, e recordado mucho esta noche, me siento tan estúpido de todo lo que e echo, del tiempo perdido, me vuelvo a arriesgar para ver si ahora hago lo que no hice antes y estoy peor.

Ya estoy llegando, aun estoy mareado y me cuesta hablar, pero el “buen” chofer entiende y se detiene, -¡Ya queda poco!-, tengo sueño.

Entré lo más silencioso que pude, mi mamá me habló desde la pieza, -¡La hora qué es oye, estaba preocupada!-, la miré desde la puerta, mi viejo estaba sentado en la cama mirando el suelo, -¡Botame la “pélela”!-, me pide, no le dije nada, solo lo hice. Me quiero acostar a dormir, necesito mi cama.

SABADO

Otro eterno turno de 12 horas, en todo caso hoy no hace frío, hay un sol bonito, no calienta nada, pero es acogedor, a parte la Paola, que abrió el turno conmigo está de lo más dócil y tierna, al parecer su romance va de lo mejor, sigue con el cuentito de fue tocada con la flecha de Cupido, que su novio aquí, que su noviecito acá, ya no le interesa salir con nosotros, solo tiene tiempo para “follar” con su amorcito.

-¡Chascoberto, me voy a ir a vivir con mi novio!-, me grita, -¡¿Me estai’ güeviando!?-, exclamé al segundo. Se cagó de la risa y ya me relajé, esta mina es tan “care‘raja”, que es muy capaz de hacer semejante locura.

Paola después de tener a su hija, dejó de tomar en serio a los hombres, suena cliché el asunto, pero así es, amó con todo al papá de su hija, pero este escorpión caliente, la trató como la mierda y pa’ peor, se casó con otra mina, a la que dicho sea de paso se la caga con cuanta “zorra” se le cruza.

No debiera extrañar tal situación, los escorpiones (hombres – mujeres), son así, tienen que sentir que son deseados y saber que pueden tener todo el sexo de todos los sexos.

Lo mejor es ignorarlos, y que sientan eso y es factible que sigan a tu lado, solo porque sienten que no te han “ganado” o “dominado”, -¡Parezco maraco, con el cuentito de los signos!-.

La Paola estos últimos 8 años, sé a dedicado a pasarlo bien con los tipos que le gustan, porque, -¡Ojo!-, es ella la que escoge, por lo general los idiotas se enamoran u obsesionan con ella y eso la divierte, me imagino que será una especie de venganza o de verdad ya no se “engancha” con facilidad, lo cierto es que no se “amarra” a ninguna relación, lo primero es su hija y ella y todo lo que implique beneficio para ellas.

Pero ahora le a dado con el dichoso noviecito y ya lleva mucho tiempo con él, además anda con el “cuento” de ser fiel, lo que ya me parece demasiado, en todo caso debo reconocer que desde que está con el susodicho que no sale a “carretear”, la invito a tomarnos unas cervezas y me dice siempre que no, ya que se debe juntar con el “güeón”, eso a veces me molesta, -¡Cómo tanto amor!-, le digo, -¡Pa’mi eso es pura “calentura”!-, le sigo repitiendo, pero ella como si nada, me dice que no sea envidioso, -¡El amor no existe Pao!-, le grito y más se caga de la risa, -¡Si sigues así vas a quedar embarazada “güeona” tonta!-, recién ahí se le acabó la risa, me miró muy seria, como afligida y molesta, -¡No digai’ eso, qué se te seque el “paquete” por maricón!-, ahora quien se caga de la risa soy yo.

Mientras seguíamos con nuestra “pelea”, aparecieron la Teresita con el Li, venían de lo más animados, me llamó la atención ese hecho.
Le pregunté al oído a la Pao, sobre la situación de la Teresita, -¿Al final no la despidieron?-, me dijo que no, que le habían llamado la atención por enésima vez, pero nada más, -¡Otra vez la perdonaron!-.

Me alegró saber que ya había pasado el “peligro” para la chica, esperemos ahora se ponga las “pilas” y “atine” a llegar a la hora y dedicarse a trabajar bien. Al rato llegó González, así completamos el “elenco” del medio día, con los más sádicos y ácidos.

El día fue bien “movido”, estaban todos con hambre en Santiago oriente, lo peor fue que todos los pedidos llegaron tarde, los menos fueron de 20minutos después de la hora, así que los teléfonos no paraban de “sonar” sus “rings”, pero no para hacer pedidos de comida, si no más bien para hacer sentir y escuchar los “bramidos” de reclamos de nuestra distinguida clientela, la gritería empezaba primero por los atrasos, luego por platos mal entregados, comidas frías, etc.

Para variar nosotros los telefonistas nos llevamos los insultos de la, -¡insisto!-, “distinguida” clientela, sin tener culpa alguna, pa’variar el güeón de despacho se hizo el desentendido, esta vez el tarado de turno era el negro “picante” de Ariel, un personaje que debería rápidamente terminar la enseñanza básica, -¡Quizá tiene todos los estudios, pero no se nota!-, no sabe hablar, con un pelo negro de aspecto sucio grasiento, -¡Cómo si no se lo lavara jamas!-, además lo usa largo y con esa extrañeza que solo da la madre naturaleza, -¡Tiene los ojos de color azul!-, un “roto” mestizo, pero a este lo mantenemos distante, para que no se suba por el “chorro”, ya que a los ordinarios hay que mantenerlos de “lejos”.

Comenzamos a almorzar como a las 18hrs., -¡Gracias Arielito de la guarda!-.

Emputecidos y agotados, tratábamos de comer algo, mientras hacíamos turnos rotativos, para contestar los malditos teléfonos, que no paraban de “gritar”, lo peor era que aun nos quedan cerca de 6 horas más de trabajo.

Ya estaban llegando el resto de compañeros del turno de la tarde, quienes “gentilmente” al vernos que estabamos con la “mierda hirviendo”, tratando de terminar nuestro almuerzo, hicieron lo posible para tomar todas las llamadas y así poder comer “algo” más tranquilos.

A las 19 hrs., habían llegado todos, Carla con su cara depresiva, como es habitual, Coté a dar “vueltas”, Marisol la que apenas viene y el chancho Jaime -¡En fin, cero aporte!-, con el resto de compañeros continuamos el turno, a esas alturas ninguno estaba de buen ánimo, seguían llamando clientes para reclamar.

Ya a las 23 hrs., nos paramos casi como “resortes”, tomamos nuestras cosas y nos marchamos.

La noche estaba muy fría, Li se fue con la Teresita, y yo con la Pao y González, este a sido un sábado como el “culo”.



VIERNES

Esta semana a sido asquerosa, mis viejos están más insoportables de lo normal, y yo me e sentido una mierda, más de lo habitual, no e trabajado en todos estos días, me los dieron “libres”, así que toda mi actividad se a centrado en buscar trabajo, dormir, ver películas todas las noches, -¡Ya qué no puedo dormir!-, leer algún libro ya leído o cualquier “cosa” que me libere, que me aleje de mis viejos, de esta casa, de mi familia.

El otro día mientras escuchaba “Lucha de Titanes” de Nacha-pop, en una galería de tiendas, por los pasillos, me imaginé cantando la canción, con algunos músicos que me sonreían, frente a un público no tan numeroso, pero amable, cálido, que me seguían felices mientras seguía cantando, con miradas aprobatorias, de cariño y yo demostraba mi nerviosismo y hasta un poco de vergüenza, pero todo salía perfecto, igual que el disco, al terminar la canción, nos aplaudían y me sentía tan bien, -¡Sonreía!-, con los ojos brillosos mientras iba saliendo de la galería.

Hace unos días atrás mi mamá fue al supermercado y entre toda la mercadería que debía comprar se permitió un “lujo”, compró un pollo asado de $1.990.-, nunca me había alegrado tanto por un “avechucho”, como en esa ocasión, ya llevaba desde el día anterior sintiéndome mal del estomago, estaba como “inflado”, la mayoría me decía que eso era el colon, que se debía al estrés, y si así era debía tener una dieta “blanda” y eso se resumía a galletitas de fibra y mucho té, o sea, a esas alturas estaba cagado de hambre y el dichoso pollo venía a ser un plato apreciadísimo, en resumen mi vieja lo repartió de la siguiente manera, ¼ de pechuga pa’mi viejo, un trutro completo pa’ella y el otro trutro completo pa’mi, al final quedé con hambre, el dichoso “avechucho” no era muy grande, así que decidí tomar el otro cuarto de pechuga, que quedaba y hacerme un sándwich y ahí saltó mi vieja, -¡¿Por qué te vas a servir esa presa!?-, tengo hambre fue mi respuesta, -¡Pero a lo mejor viene alguna visita y le puedo servir pollo, no seas fresco...!-, fue su respuesta, era tan grande mi ira que lo único que quería era tirarle en la cara su mierda de pollo, tomé la presa y la guardé en el microondas y me fui a mi pieza, en la tarde salí a caminar, luego a un cyber-café y volví ya de noche tarde.
Estaban acostados, me sentía igual de “inflado”, que el día anterior, entré a la cocina a calentar agua para tomarme un té y vi en el microondas la pechuga de pollo que mi “mamita” había guardado, para alguna visita, suspiré hondo, me serví la cagá de té y me fui a acostar.

Ya me e sentido mejor del estomago, e seguido a punta de galletitas y té, por lo menos voy a bajar de peso, -¡Cómo si estuviera gordo!-, hoy recibí al cartero, traía puras cuentas y un sobre pa’mi, donde un abogado me daba 10días, para “regularizar” mi deuda con una tienda, -¡Vaya qué semana!-.

No quiero ir a trabajar, pero es peor quedarme acá en la casa, con mi familia, me siento más solo, la presión es peor, no salgo, no tengo plata y nadie me llama, nadie me ayuda o me puede ayudar, ni siquiera el teléfono suena, por una “pega”, ni pa’una fiesta, ni pa’güeviar, ni siquiera un llamado equivocado, no me a llamado ni el Li...


MARTES

Tomé la decisión de pedir un préstamo a la caja de compensación, a ver si me dan el dinero y “repacto” algunas deudas y abono algo de dinero a la universidad, para seguir estudiando, -¡Otra deuda más!-, pero no tengo otra opción, porque lo otro es que me muera y mi vieja cobre el seguro y pague todas las “calillas” o se muere ella y cobro a la aseguradora y pago yo, pero eso no va a suceder, -¡No quiero que suceda!-, así que lo mejor es conseguir un aval, espero que Li, lo sea.

Marqué la tarjeta una hora antes, tendré que trabajar más horas, para poder ganar un poco más de plata y pagar el préstamo, -¡Si es que me lo dan!-, solo están la Carla y el Coté, este último se alegra de verme llegar tan temprano, ya que así se puede ir y no esperar a que den las 18 hrs.

Obviamente no lo dudó y se fue prácticamente apenas llegué, me quedé solo con la Carla, quien no es precisamente una gran compañía, es una chica eternamente depresiva, nunca sonríe, siempre se queja, a pesar de ser una niña joven, bonita, sin problemas económicos, no es una millonaria, pero su vida es tranquila, vive con su vieja, además estudia, o sea es todo lo que me gustaría hacer y tener, -¡Si tiene hasta novio!-, no entiendo a estas gentes, -¡Lo tienen todo!-.

Se me hizo eterna la hora que pasamos juntos hasta que empezaron a llegar los demás y ella se pudo ir. La primera en llegar fue la Pao, detrás llegó González y al final aparecieron Li con la Teresita, -¡Estos ya parecen “noviecitos”!-.

Esperé a que Li, se sentara a mi lado, para preguntarle si quería ser mi aval, pero se sentó en la otra esquina con la Teresa, -¡Justo ahora qué necesito hablar con este güeón, se aleja!-, me molestó la situación, necesitaba hablar con él y no podía, decidí preguntarle a la Pao si podía ser mi aval y resultó que también estaba haciendo las gestiones para pedir un préstamo al igual que yo. Nos escuchaba González y él, se ofreció para ser mi aval, -¡Qué ironía!-, justo él me ayuda, después de tanto tiempo, al final me puede ser “útil” aunque sea por una vez.

Ya tengo aval, y es quizá el mejor de todos, es el que más trabaja, por ende tiene mejores ingresos así que no debería tener problemas para el préstamo.
Quedó en traerme la fotocopia de su carné al otro día, aun no sé cuánto dinero podré pedir y que cantidad es la que necesito, para repactar las malditas deudas, espero todo salga bien.

Me sentía aliviado, ya tenía todo lo necesario para el préstamo, además no hubo tantos llamados, fue un turno agradable, me autorizaron para que me retire antes de la hora, así que me fui solo.
Al llegar a mi casa, pasé directo al dormitorio, me sentía tranquilo, al parecer podré arreglar “algo” mis problemas.


MIERCOLES

Hoy solo hice los “trámites”, para el préstamo, solo me pueden prestar hasta $250.000.- pesos, no me alcanza para más por mi sueldo, esa cantidad me ayuda, -¡Poco!-, pero es lo único, -¡No quiero endeudarme más, e dudado mucho para pedir esta plata, pero no tengo otra solución!-, ahora debo esperar a que me llamen, para saber si me lo aprueban, -¡Ojalá así sea!-.


JUEVES

Los teléfonos no han parado de “sonar”, el café que me hice ya está frío, apenas lo probé, pasó el turno muy rápido, casi no hablamos entre nosotros, no había tiempo, este día me tocaron todas las “minas” güeonas y en extremo taradas por atender. Estaba con el ánimo de la puta madre, ya eran las 23:00 hrs., solo falta media hora, era una situación esperanzante, por unos minutos cesaron las llamadas y por la radio comenzó a sonar “Rent”, de los Pet Shop Boys, siempre me a gustado esa canción, a veces me daba risa su letra y en otras la sentía tan patética, pero por esta vez era como liberadora, me quedé “pegado” mirando el techo, siguiendo la letra, tratando de relajarme, no escuchaba a la Pao, ni a González, que me hablaban, sin querer recordé mi antiguo departamento, recordé como estaba de gordo y cómo me veía de corbata, recordé el antiguo Luis González, cómo sentía ese amor, cómo lo sorprendí engañándome una y otra vez, cómo lo cuidaba y cómo yo creía que él, me cuidaba, cuando nos amábamos, esos cariños que me hacían feliz, su sonrisa joven, mi alegría de tenerlo, de cómo todo se fue, cómo todo terminó, él estando con otro y enamorado, y yo solo y llorándolo.

Vi de nuevo el departamento, los muebles, nuestros gatos, nuestros juegos, no tenía pena, solo eran recuerdos, dolores pasados, la sensación de un “sueño” cumplido, (la pareja estable y con casa), no sentí tristeza, era como alivio, todo se acabó, era como añoranza de algo que no deseo volver a tener, seguía cantando la canción, se está acabando.

Me sentí más descansado, los teléfonos comenzaron a “sonar” nuevamente, fui girando mi cabeza del techo a la computadora, mientras se terminaba la canción, y Li me habla de cerca con su rostro alegre, -¿¡Vamos al Pub, te invito ya?!-, lo miré relajado y no sé por qué, me dio risa y le dije que si, mientras tomaba el auricular para atender a una nueva clienta tarada.

Al final en el Pub estabamos cuatro, Paola, González, Li y yo, se nos fue la primera hora hablando del turno, de los “pasteles”, que tuvimos que atender, luego empezamos a comentar sobre el resto de público presente en el local, -¡Nuestra acidez fue soberbia!-, al rato hablábamos solo Li y yo, se veía contento, al parecer está “llevando” mejor el problema de sus viejos, me contó que está escribiendo una novela, donde habla de nosotros, -¿¡En serio!?-, fue mi exclamación-pregunta, -¡Cuándo lo termine, te lo paso, para que lo leas, para saber tu opinión, quiero mandarlo a algún concurso!-, me comentó, al escucharlo me dio mucha alegría saber que estaba escribiendo de nuevo, brindamos por eso, la Pao quería saber que hablaba de ella en el cuento, obviamente el González se dio importancia, haciéndose el gracioso, -¡Te permito usar mi persona en tu cuentito!-, comentó, a lo que Li, rápidamente le contestó, -¡Gracias, pero prácticamente no apareces en el relato!-, nos cagamos de la risa, hasta ahí llegó la pesadez de González, seguimos discutiendo sobre cómo debía ser el cuento, Li se cagaba de la risa escuchando nuestras “recomendaciones”, para con su relato, se nos pasó la hora muy divertidos, la Pao se marchó con González, mientras Li y yo, nos quedamos terminando la última cerveza, se hizo un silencio prolongado mientras fumábamos, nos mirábamos y observábamos al resto de la gente, de pronto sin querer le pregunté por la Teresa, -¡Supongo que estará en la casa con su tía!-, me contestó, -¿Y cómo va lo de ustedes?-, arremetí enseguida, me quedó mirando extrañado y me puse un tanto incomodo, -¿¡De qué hablas, pensai’qué “ando” con la Teresita!?-, me sentí pésimo, estaba haciendo el ridículo, Li se cagó de la risa, -¿¡Cómo se te ocurre, qué haría yo con la Teresita, la e estado ayudando, casi la despiden, por su “cabro” chico, eso, solo eso!!-, me empecé a reír junto con él, -¡Soy un tremendo pelotudo!-, pensé, mientras le comentaba, que en la “pega” todos pensaban que entre ellos estaba pasando “algo”.

Terminamos la cerveza haciendo suposiciones, con los del trabajo, estabamos cagados de risa cuando supusimos que la Pao era novia de González, esa fue la última de las parejas que armamos.

Hice “parar” la micro, cuando Li me habló, -¡Felipe!-, lo miré casi subiéndome a la micro, -¡No te has rapado estos días!-, me dice, sonreí y me encogí de hombros, -¡Quería andar un poco “chascón”, pero mañana llego “pelado” a la “pega”!-, le contesté mientras me tocaba la cabeza, subí a la micro y nos despedimos.

martes, 1 de septiembre de 2009

Ups!!! aqui va la quinta parte

amigos a mi casa, no me preocupaba como estuviese o si le faltaba “algo”, pero ya no, -¿Para qué los invito?-, para que vean a mi apá’, que da pena y molestia, ya que sigue tan “amable”, -¡No cambia el viejo de mierda!-, o para que escuchen a mi vieja sus penas, sus problemas, no se calla nunca, solo habla de problemas, tristezas, a veces te puede contar si mi viejo se calló en el baño, cuando trataba de sentarse en la taza de WC., o si lloró porque está deprimido por su enfermedad, -¡Cómo si fuese algo para sentirse orgulloso!-.
Qué la plata, qué la enfermedad, qué la casa está a medio terminar, -¡Nunca se terminaron bien las ampliaciones!-, el baño sin azulejos, todo mal, siempre mal, -¿¡A qué invitaría a mis amigos!?-.

LUNES

Me levanté tarde, hoy no hay clases, la U. Está en “paro” de funcionarios, pa’variar quieren más plata, mi mamá preocupada y triste me cuenta que la “cholita” (su gata negra), no come hace varios días, -¡Parece qué está enfermita!-, me dice y la verdad es que está en los huesos la pobre felina. No quiere estar en la casa, sale a todo el frío, se desaparece el día entero y eso es muy extraño, ya que es bien “casera”, me preocupé también por la “cholita”, -¿Qué le pasará?-, mientras que la otra gata, - la niña -, esta bien, muy gorda ya parece que estuviera eternamente preñada y regalona de mi vieja hasta decir basta, sigue a todos lados a mi vieja, parece que fuera media mongolica esa gata, siempre maullando, lo único que quiere es que la tome en brazos mi amá’, pero esta vez cagó, mi vieja anda preocupada por la chola.

Dediqué parte del día para asear mi pieza, cambiar sabanas, posiciones de las cosas, fue difícil con tan poco espacio, pero algo cambió la pieza; mientras mi mamá seguía preocupada por su gata, que no aparecía por ningún lado, -¡A lo mejor alguien se la llevó, la gente está tan mala!-, me dice con voz quebrada, le dije que dejara de pensar en tonteras, ya se está pasando de la “raya”, casi se pone a llorar. La miro bien y me doy cuenta de que ella está igual que su gata, no come, está flaquísima, -¡Ojalá aparezca luego la dichosa “cholita”, si no esta casa se va a llenar con otro drama más!-.

Después de casi una hora se dignó a parecer la gata güeona, no sé cómo pero mi mamá la escuchó maullar desde el patio y la gata estaba en el techo de la terraza, delante de la casa, partí con mi vieja y sobre una silla la alcancé y la pude bajar, al tomarla sentí todos sus huesos, al dejarla en el suelo caminó tambaleante detrás de mi amá’, que la llamaba con toda la ternura posible, para llevarla a la cocina a ver si podía comer un poco de alimento.

Por lo menos estando la gata dentro de la casa, tranquilizó medianamente a mi mamá, -¿Tienes plata para llevarla a la doctora?-, fue su pregunta, obviamente que no, la consulta cuesta a lo menos 15 mil a 20 mil pesos y esa suma es demasiado para mi bolsillo, mi mamá sabía bien que no era egoísmo, primero están las cuentas de la casa (luz, agua, gas, teléfono, comida, pasajes, etc.), y no es posible llevar a la gata al médico, nos miramos decepcionados y en silencio, luego me fui a mi pieza a seguir ordenándola y mi vieja luego de darle un poco de leche tibia con agua se fue al negocio, mi viejo estaban durmiendo, ese día estuvo muy agitado, como si hubiese hecho muchas cosas y tan solo se levantó un rato y comió.

MARTES

Hoy tampoco hubo clases, y ya me estoy “ahogando” en la casa, se me está terminando el buen ánimo y la alegría del fin de semana pasado.

Llamaron bien temprano cobrando, menos mal que mi vieja entendió que debe decir que no vivo acá, -¡Lo que no es tan falso!-, solo hace tres años que volví, antes vivía en pleno centro de Santiago.

- Me fui como a los 22 años, estaba “enamorado” o mejor dicho idiotizado, arrendé un departamento con quien era mi pareja, cuando acabó el supuesto “amor”, lo mejor que podía hacer era irme, ese gran “amor”, mi “querida” pareja, estaba desde hace bastante haciendo su vida sin mi, lo llamaban constantemente sus pretendientes y amigos, me sentía como la mierda, seguía “enamorado” y al final lo único que me ocurría era vivir desesperado, siempre angustiado -.

El dinero no me alcanzaba como para vivir solo, además que si me quedaba solo no creo que hubiese podido “superarlo”, de seguro terminaría rodeado de muchas botellas vacías, ya a esas “alturas” con una relación terminada, pero con muchas “turbulencias”, me había vuelto adicto al “copete”, -¡Problemilla que aun me cuesta controlar!-, eso fue el resultado de un gran “amor”, o soy un débil, o un imbécil, o este fue un gran error, o todas las anteriores, -¡Y por una rata!-.

Decidí volver al ceno familiar, estar con mis padres y sigo aun con ellos, con la diferencia de que ahora no me puedo ir, no tengo plata, están enfermos, me necesitan, -¡Eso creo, en fin..!-.
Hoy me quiero arrancar de esta casa y no puedo, no tengo dónde ir.

En la tarde opté por sacar a pasear a la “Amelie”, mi perra, con la cadena bien firme la llevé hasta la plaza que hay cerca, una vez allí la solté, -¡Perra de mierda!-, salió corriendo desesperada, detrás iba tratando de alcanzarla, la llamaba y no me hacía caso alguno, -¡Es tan güeona qué la puede atropellar un auto!-, al final cuando por fin se dignó a detenerse y acercarse a mi lado arrastrándose, humillándose, para que no la castigara, -¡Los animales se hacen los güeones!-,
estuve a punto de sacarle la mierda, pero al mirarle la cara de estúpida con la que me observaba me arrepentí, -¡Nunca e podido golpear a un animal!-, le coloqué la cadena y volvimos a la plaza, allí estuvimos mirando como unos “pendejos” vestidos de escolares jugaban en el pasto húmedo, mientras ocultaban entre las mochilas la botella de pisco, cuando empecé a sentir frío, nos volvimos a la casa, no sé por qué, pero tenía la esperanza de que al llegar todo estaría bien, divertido, pero no fue así, es más mi vieja me retó por llegar tan tarde, tuvo que estar “corriendo” entre el negocio y la cocina para darle la once a mi viejo.

Entré a la perra al diminuto patio y me fui al negocio, miré a mi mamá con desprecio y le dije que se fuera adentro a tomar su once y que vea su “cagá” de teleserie y no me molestase, -¡Yo cierro el negocio en la noche!-, se fue ofendida, parece que le molestó mi tono de voz, la verdad me importa nada que le molestase, más me molestan ellos…

Sonó el teléfono, dudé en contestar, -¡Puede ser un hijo de puta cobrándome!-, al final era la Tati, avisándome que gracias a no sé quién, mañana hay clases, terminó el “paro” de los trabajadores en la U., nunca creí que esa noticia fuera tan buena para mi ánimo, charlamos unos minutos y quedamos de vernos mañana, -¡Por fin existía la posibilidad de estar lejos de esta casa!-.







MIERCOLES

-¡Hace un frío de la puta madre!-, más encima se me olvidó la toalla y solo está la de mi viejo, traté de tomarla para usarla, pero no pude, evito cualquier prenda de él, e intentado superar esa sensación, el rechazo, pero no puedo, prefiero “matarme” de frío y salir todo mojado del baño y buscar mi toalla, -¡Hasta puedo usar la de mi vieja, pero la de él no!-, no me gusta, no quiero su olor, huele a viejo.
-¡No puedo, no quiero nada de él!-, al final volví al baño con mi toalla, murmurando miles de garabatos, hasta que al final me vestí.

Ya son 06:15 hrs.; tomé tiritando un café y salí a toda prisa de la casa, estaba huyendo, ya arriba de la micro me empecé a sentir mejor, éramos tantos güeones, que al final hacia calor, abrí una ventana para “ventilar” el ambiente, el mal gusto de las mujeres de usar perfumes dulzones, -¡Esos olores me descomponen el estómago!-, si ya la mayoría se viste pésimo, no mezclan bien y les encanta parecer viejas o medias “aputadas”, y te cagan la vida dejando fétida la micro.

Me adentré en la micro, cuando vi a un caballero bien gordo que me sonreía, no lo podía creer, -¡Es mi compañero de la media!-, está gordo como una ballena, vestido de terno y corbata, que parecía que lo ahorcaba, era Gabriel, me saludó de mano, me empezó a bombardear con las típicas preguntas, qué cómo estás, qué estas delgado, te ves bien, -¡Lo sé, no me interesa parecer un viejo culiao y guatón!-, pensaba mientras seguía hablando, parecía a un tío, -¡la cagó!-, cómo se puede deteriorar tanto una persona, si solo tiene un año más que yo.

Siguió hablando, contándome sobre su vida, cosa que nunca le pedí, ya que no me interesa, luego me dice que tiene dos hijos, -¡Uno de 10 años!-, no lo podía creer, -¿A qué edad te casaste?-, le pregunté sorprendido, a los 25 años me contestó.

Después vino lo típico, se empezó a fijar en algunas chicas, que obviamente eran estudiantes al igual que yo, -¡Mira qué está “rica”, lindas tetitas!-, ellas podían ser sus sobrinas, pero igual las seguía atento con la mirada, esa mirada lasciva de viejo, su vocabulario vulgar, de güeón amachado, ignorante, me empezó a incomodar, solo quería que se bajase luego de la micro.

Menos mal que pasados unos cuantos minutos, -¡Por fin!-, se bajó, que desagrado toparme con “pelotudos” inmaduros como él, al verlo cuando bajaba, observé lo viejo y gordo que está, no lo podía entender.

Entrando en la U., me sentí alegre, estaba en mi ambiente, con mis compañeros, en los grandes jardines del recinto, -¡El mismo idioma!-, nada de conversaciones estúpidas, -¡Con gente de mi “onda”, de mi edad (espiritual)!-, con intereses similares.
En el departamento de Arte, fui a ver mi horario por si había cambiado algo después del “paro”, en el mural había una lista bastante larga con nombres de alumnos que debían concurrir lo antes posible a la secretaría estudiantil y leí mi nombre en el papel, así que fui de inmediato a ver que pasaba.

La secretaria académica de la carrera me comunicó que estaba “suspendido” de clases, hasta que pague los meses adeudados, me puse rojo de vergüenza, no supe que decir, solo atiné a pararme y salir lo más rápido posible. Me sentía mareado, me encaminé al negocio de la “tía” a tomarme un café muy cargado sin azúcar, me senté con el cuerpo entumido a observar al resto de alumnos, no pensaba en nada, solo miraba, bebía café y fumaba, así estuve gran parte de la mañana, mis queridos Pablo y Tati, me daban ánimos, los miraba con detención mientras ellos me hablaban de posibles soluciones a mi “problema” monetario con mi querida U.

Pablito con su típica barba de tres días, sus pestañas tiesas, sus ojos café oscuro y su piel pecosa, siempre con un chaleco grande oscuro que cubre disimuladamente su panza cervecera, sus blue jeans gastados y las zapatillas también gastadas, hacen un gran contraste con la Tati, siempre de negro, ella voluptuosa, morena de pelo corto, aunque hiciese mucho frío siempre anda con un escote generoso, para sus grandes pechos, sus uñas largas pintadas de violeta, y si no es un vestido relativamente ajustado, es un pantalón que hacer notar sus caderas grandes, montada en unos tacos de 15 centímetros, para verse de nuestro porte, -¡Y somos bajos!-, son como la pareja dispareja, pero son tan complementarios que asusta, ambos son muy creativos, él quizá sea más lento, pero ahí está ella, veloz, siempre asertiva, estamos preparando un trabajo para un cortometraje y todo va esplendido, bueno ahora tendrán que seguir sin mi, no tendrán problemas, no les hago falta…

Ya son las 15hrs., decidí irme al trabajo, me despedí con una sonrisa, hoy llegaré demasiado temprano a la “pega”.

Extrañados quedaron varios compañeros al verme llegar tan temprano, luego en la noche Li, me habló mucho, fue divertido, luego con la Pao las bromas eran cada vez más ácidas con respecto a los ordinarios de despacho, que hoy se lucían sobre todo el prepotente y dado a culto de Esteban, con su voz ronca, flacuchento con una panza de niñito etíope, y esa barba pelusienta del lampiño, sus ojos saltones y rostro puntiagudo, parece un congrio, tan estudioso, tan “entendido” en política y economía, tan demócrata, y siempre con sus aires de superioridad, ofendiendo a los chóferes, queriendo ridiculizarnos a los telefonistas, con sus modos déspotas, pero siempre lo saco de sus casillas, trata de ser inteligente conmigo, pero al final termina como todos los vulgares, queriendo ofenderme con garabatos o bromas burdas sobre mis gustos, sobre mi vida que ni alcanza a imaginar, es un pobre imbécil, es casado, tiene una hija, -¡Pobre pequeña, cuándo empiece a darse cuenta de cómo es su padre!-.

En las burlas que hacíamos nos acompañaba también la “rata” de González, aun no entiendo el por qué, pero estuve tranquilo, parecía que nada me ocurría, el viaje de vuelta a mi “casita” fue agradable, acompañado de Li, la Pao y González.

Llegué como a la 01:15 hrs., saludé sonriente a mi mamá, mientras mi viejo dormía, después de un café gigante me fui a dormir.

La “Amelie”, le dio por saltar a cuanto cliente entrase al negocio, mi mamá se desesperó, mi viejo sentado en la terraza apenas ve y también güevea con lo suyo, de pronto mi vieja me dice que la amarre o la entre al patio, qué es peligroso si bota a algún niñito, -¡Qué tanto, qué tengan cuidado los “cabros” güeones!-, le dije. Es un animal está aburrida, solo está jugando, -¡Tú, no entiendes, así no va a entrar ningún cliente!-, ya está bien, estaba realmente furioso y entré a la perra, al volver, -¡Realmente eres insoportable, no podríamos vivir juntos!-, me espetó mi mamá, -¡Tú también eres odiosa!-, le respondí, me miró molesta, -¿Cuándo vas a entender, tu padre está enfermo, el negocio no está bien y …!-, le dije que se callara, basta de hacer dramas.

-¡Esta casa es un eterno drama, todo es para llorar, pura mierda, ustedes son unos perdedores, un error, genes malos y lo peor los genes se heredan, no tengo buen futuro, tampoco los aguanto, no han hecho nada bien, cagá tras cagá, debiluchos, vives rezando a tu virgencita, a ver si ocurre por fin algo bueno, dime qué cosa buena nos a pasado, dime que han ganado, le ganaron a alguien, mira cómo estamos, hasta los “flaites” del barrio viven mejor, siempre derrotas, mi viejo aquí en la casa era el “duro”, él mandaba, gritaba el desgraciado y afuera era un “pelotudo”, nunca aprovechó los “contactos”, un buen trabajo, no…, era demasiado correcto, buen compañero, buen amigo y aquí está solo, nadie lo ayuda, nadie lo viene a ver, entre ustedes dos me han cagado la vida, me heredan penas, derrotas, por más que lo intento, busco mejores horizontes, no sale nada, estoy tan solo cómo ustedes, de que me sirvió ser honesto, buen hijo, buena pareja, al final todo una mierda igual qué ustedes, aquí estoy tan cagado cómo ustedes, y los tengo que seguir soportando…

Abrí los ojos llenos de lágrimas, mi mamá me estaba moviendo, despertándome, -¡Despierta, es solo una pesadilla!-, la miré a la cara, sentía el pecho apretado, me acarició la cara, -¿Cómo te sientes?-, me preguntó, -¡Triste!-, fue mi respuesta, me siguió mirando con sus ojos de vieja, -¡Yo también!-, me dijo.

LA LLAMADA

Estaba con Pablo en la U., en nuestro café, conversando y tratando de solucionar mi nuevo problema de deuda con la universidad, cuando sonó mi celular, era mi vieja diciéndome que me habían llamado, -¿Un cobrador?-, le pregunté en voz baja, -¡No, una niña del canal nacional, dijo que necesitan tu currículo!-, quedé en silencio, mientras mi amá’ seguía hablando emocionada, -¡Debe ser una broma de algún idiota!-, le dije interrumpiéndola, pero le había dejado nombre y apellido, más teléfono con anexo incluido, no sabía si reír de felicidad o averiguar quién mierda me está gastando esta broma desgraciada.
Le pedí de inmediato todos los datos y los anoté, -¡Suerte!-, fue lo último que me dijo antes de que le cortara. Quedé un buen rato en silencio, en ese tiempo Pablo había ido a comprar los cafés, cuando llegó le conté, este se río muy animado, -¡Llamemos al tiro po’ gueón!-, me dijo, igual estaba nervioso, no sabía que le debía decir a la supuesta mina del canal, pero esto sonaba demasiado “bonito”, era por fin una oportunidad, podía ser la posibilidad de trabajo, para salir de toda esta mierda.

-¡Marca luego!-, le dije al Pablo, sonó algunas veces el tono, hasta que contestó una mujer, -¡Canal 7, buenas tardes en que le puedo ayudar!-, la saludé y le pregunté por la mina que me llamó a la casa, cuando me dijo que me comunicaba de inmediato, -¡No la podía creer, era verdad!-, de pronto escuché a la susodicha, -¡Hola, sabes, hoy me llamaste por alguna “cosa” sobre un currículo o algo así!-, le dije haciéndome el tonto, me contestó que así era, que necesitaba actualizar datos míos, ya que necesitan actores y otros profesionales, para unas nuevas producciones, así que al final quedé de ir al otro día en la tarde con la información y colgué.

-¡Gueón…, me parece extraño, hasta idiota, me llaman del canal nacional…, sabes cuántas veces fui pa’llá a dejar currículo, llevé proyectos, nunca, pero nunca me “pescaron”, gueón la última vez que les dejé un proyecto y currículo fue como…en 1992, o sea…, literalmente eso fue el siglo pasado, esto es casi bizarro…, te imaginas que me den pega, que resulte algo bueno…?-.

Pablo me miraba muy atento y tan entusiasmado como yo.
Durante el resto de la tarde, estuvimos en una de las salas de computación de la universidad, preparando mi currículo, cuando se me ocurrió invitar al Pablo, para que fuésemos juntos y que también dejara el suyo, -¡Total es estudiante (igual que yo) de Artes Visuales y tiene talento con la cámara y creación de proyectos!-, así que después de terminar el mío comenzamos con el de él…

A medida que pasaba el tiempo Pablo se entusiasmaba más, mientras que yo “aterrizaba” y comenzaba a darle la dimensión que merecía todo, y cada vez encontraba, que esto no era ninguna gran oportunidad, solo era que “alguien”, se topó con mi currículo y tenía que juntar papeles nuevos para justificar nuevas contrataciones, ya me estaba “bajoneando” nuevamente…

Ya eran las cinco de la tarde, Pablo le había prometido a su mamá llegar temprano, para ayudarla a ordenar el cuarto de herramientas del patio de su casa, me preguntó que iba a hacer y le dije que estaba esperando a Li, y que de ahí nos íbamos al Medusa. En eso apareció el chino, venía vestido de abrigo largo, pantalones negros listados, chaleco corto azul y boina, -¿No sé por qué le a dado con vestirse como yo?-. Pablo lo fue a saludar, Li me quedó mirando con una sonrisa de oreja a oreja, -¡Me quedan bien tu abrigo y la boina!-, me dijo mientras nos abrazábamos. Casi al instante le contamos sobre nuestros planes laborales con el canal nacional, todo esto lo hacíamos mientras caminábamos al bar, obviamente el Pablo jamás se fue temprano a su casa.

Estuvimos en el bar hasta como las nueve de la noche, no sé bien el por qué, pero pusieron por mucho tiempo música de los chicos de “Miranda”, -¡Extraño!-, comenté por aquello, pero todos los que estábamos en el local casi no hablamos, solo disfrutábamos de la música, -¡Es un grupo bien nuevo, no creía que ya lo ubicara tanta gente!-, me dice Li, mientras Pablo cierra el comentario, -¡No creo qué se hagan populares!-, suspiré hondo y agradecí aquella frase, es música para nosotros solamente…

A la salida dejamos a Pablo en la micro, luego nos fuimos, el viaje fue en silencio, diría que hasta tranquilo y agradable a pesar del chofer, que para variar manejaba como una bestia y traía a todo “chancho” la radio con cumbias “saun…”.
Antes de bajar Li se despide y me da un beso en la cara, -¡Te va a ir bien mañana!-, me dijo, y le sonreí.

Llegué a la casa como a las diez y media, me esperaba mi vieja, -¿Llamaste?-, me preguntó apenas entré, le conté todo lo que había pasado, se alegró mucho y luego me comenta que me tiene ropa lista para mañana, -¡Tenía todo preparado!-, me alegró, pero aun estaba nervioso, solo quería dormir y que llegara luego el día de mañana, vimos un poco de televisión juntos, nos tomamos un té, para luego irme a acostar.

No conseguí dormir nada, estuve toda la maldita noche despierto, incluso hasta recé, -¡Me siento tan imbécil!-.

EL DIA D

Son las siete de la mañana y ya estoy en pie, tengo todo listo, mis cuadernos (conseguí que los profes de dibujo y cine me dejaran tomar clases como “oyente”), lápices, mi coquera, el currículo, estoy bien afeitado y mi ropa es bonita, -¡Nada de corbata!-, pantalón azul oscuro recto, zapatillas negras de lona, chaleco azul corto, mi abrigo ¾ y mi gorro de lana negro, me encuentro muy guapo, mi amá’ se levantó para desearme suerte, no despedimos de un beso y partí a la U., en el eterno viaje en micro.

Al llegar encontré al Pablo en la entrada de la facultad esperándome, -¿Trajiste la foto pa’l currículo?-, le pregunté, -¡No tengo foto, pero me la saco más rato en la esquina, total hay tiempo, no hay que estar allá a las 16hrs…?-, me contestó, entramos de inmediato a la clase de dibujo.
A las 13:30hrs, terminamos las clases, fue una mañana ardua, primero dibujo y luego introducción al cine, -¡Entretenido!-, pero agotador.

Pablo estaba aun más nervioso que yo, no comimos nada, nos fuimos a sacar la foto o mejor dicho, para que él se sacara la foto, y luego irnos caminando hasta el canal, era lo mejor para economizar, recién eran las 14:30hrs, teníamos tiempo suficiente para llegar hasta el otro lado de Santiago, no era poco el tramo desde Macul con Grecia, hasta Bellavista, pero así nos relajábamos un poco.

El viaje fue entretenido, Pablo se imaginaba que terminaría trabajando en el matinal, vestido de “mono”, haciendo huevadas y que yo, haría de cartero en una teleserie, con un traje gigante y horrible, con bigote y peluca, donde nadie me podría reconocer y lo peor ni siquiera hablaría y de ahí cuatro lucas y pa’la casa…

Llegamos quince minutos antes, la sala de espera estaba llena de pendejos con sus mamás, al parecer era por que querían entrar al programa nuevo de talentos juveniles, que había comenzado hace un par de semanas, le avisé a la recepcionista que veníamos a una entrevista, me dijo que nos sentáramos y esperáramos a que ella nos llamase, así que no nos quedo otra que sentarnos a mirar y esperar; al rato llegó una niñita de sonrisa contagiosa, era una de las concursantes del programa, nos dio risa, debía tener unos 14 años y era de nuestro tamaño, -¡Estamos cagaos, cualquiera es más grande que nosotros!-, le dije al Pablo, nos cagamos de la risa.

Seguimos atentos a dos viejas, que llevaban supuestamente a sus hijos, unos pendejos de no más de seis años, ambos vestidos de rancheros mejicanos, a toda costa pedían hablar con el productor del programa, al parecer los niñitos cantan, de pronto casi como saliendo de la nada apreció una mina flaca, alta, pelo desordenado y cara sin maquillaje, más bien parecía que ni siquiera se hubiese lavado, con unos fonos en la cabeza y un cigarro a la mitad en la boca, las miró despectivamente, las escuchó, para luego hacerlas pasar, -¡Si mi vieja me hubiera hecho eso, la odiaría aun más!-, me larga Pablo y yo asentí con la cabeza, a pesar de los letreros de silencio y prohibido fumar, ocurría todo lo contrario, en un momento aparecieron unos chicos, que también al parecer participan en el dichoso programita, apenas si miraban a la gente, se daban vueltas mirando no sé qué cosa, mientras el resto de gente los miraba y comentaba entre ellos, -¡Mira ese el no sé cuantito y ese es el otro no sé qué…!-, se sentían ídolos los chicuelos, uno de ellos estaba usando a diestra y siniestra los teléfonos de la recepción, otro fumaba y fumaba, hablaban, pero no se les entendía nada, solo los garabatos, Pablo me miraba, como exigiendo una explicación, -¿Vamonos de esta mierda?-, me preguntó, -¡Es lo mejor!-, dije, nos levantamos para retirarnos indignados, cuando la recepcionista me avisa que debemos pasar, nos volvimos a mirar con el Pablo, -¿Entramos?-, le pregunté, -¡Ya estamos acá, vamos gueón!-, fue su respuesta, nos pusimos nervioso, pero alegres, a medida que avanzábamos por un largo pasillo, veíamos a “rostros” conocidos de programas, -¡Puta que es fea la mina!-, comenta Pablo sobre una bailarina y modelo, que por TV, se ve bastante mejor.

Llegamos a la puerta de un cuadrado rodeado de vidrios, que solo permiten ver las siluetas dentro, nos pareció tan feo los colores de las seudo-oficinas, todos separados por especies de biombos grises, había olor a aerosol de lavanda, -¡Bien fea la gueá!-, volvió a exclamar Pablo.

Golpeé la puerta y entramos, dentro del cuadrado solo había un escritorio, unos estantes a los lados, una planta a medio secar, muchas carpetas y papeles, el piso alfombrado del mismo color que los biombos y muebles, -¡Estaba inmundo!-, una mujer, morena y mayorcita estaba sentada, nos sonrío ampliamente, le entregamos los currículos, jamás se percató de que Pablo no estaba citado, nos comentó rápidamente de que estaban haciendo nuevas producciones y necesitan mucha gente, nosotros no alcanzamos a hablar mucho, no pudimos contarle todo lo que nos gustaría hacer,-¡Ni siquiera lo que hacíamos!-.
Antes de salir de la “supuesta” oficina y dar por terminada tan “minuciosa” entrevista, -¿Crees qué nos llamen?-, le pregunté, -¡Tengan fe!-, me respondió mientras ordenaba algunas carpetas sin mirarnos, salimos caminando lento ya sin nervios y sin prisa, estábamos en silencio, -¡Debemos tener fe!-, me dice no muy convencido Pablo.

Aprovechamos de dar unas vueltas por Pío Nono, siempre lleno de bares, además está la feria artesanal, pero esta vez, dedicamos un tiempo corto a nuestras andanzas, ya que hoy si debía llegar temprano Pablo a ayudar a su mamá.
Nos despedimos en plaza Italia, mientras el subía a Vitacura, yo bajaba al campo.

-¿Cómo te fue?-, fue el saludo de mi vieja, que estaba muy ansiosa, le conté con lujos de detalles todo lo ocurrido, le dije que debíamos tener fe, ella quedó contenta, de seguro esta noche reza por mi, por lo menos tengo una aliada llena de fe.

Como a las diez de la noche suena el teléfono, era Li, llamándome desde el trabajo, me conversa que el turno estaba una “lata”, habían puros idiotas ese día, al final me preguntó por lo del canal, y otra vez tuve que contar la historia de lo ocurrido, -¿Y qué crees qué pasará?-, me preguntó, la verdad no lo sé, le dije, -¡Debes tener fe!-, me dice riéndose, -¡Si gueón, mucha fe!-, le respondí.

Seguimos entretenidos con la charla de los seudo artistas y los rancheritos y sus mamitas, nos despedimos al rato, me deseo suerte y que me relajara, antes de colgar.

Arreglé mi pieza, quería acostarme luego, me sentía muy cansado, solo quería dormir, volví a rezar, a ver si con un poco de fe, por fin resulta.