martes, 11 de enero de 2011

CAMBIAR

Le dije hola apenas lo vi, sus ojitos brillaban, su rostro estaba distinto, sonreia pero sentía que no estaba aquí, qué te pasa le pregunté, no sé me dijo y miró a su alrededor y tú cómo estás me consultó, me encogí de hombros, no supe que decir y miré alrededor de la laguna.
Me voy..., había silencio, cuándo te vas, le pregunto...Hoy, me respondió, me quedé mirando el agua, mis ojos también brillaban. Me vas a extrañar, me pregunta mientras sus ojitos me bailan...Mucho, le dije, pero ya es hora de mudar le contesté, mientras lo decía se hacía un nudo en la garganta, me miraba de reojo, yo también te voy extrañar me dijo bien bajito y se rascó la nariz.
La laguna estaba quieta, el agua transparente, con los ojos seguiamos a un guarisapo gigante, reimos al verlo tan prepotente pasar entre los más pequeños que tenían que huir de su lado para no ser atropellados...Metí la mano al agua, esta helada, nos tocamos con los dedos, sentiamos el frío, nos miramos nuevamente, ya es la hora me dice..., bajo la mirada, si lo sé le respondí, ahora le sonrío, gracias por lo que fui y aprendi, le dije..., gracias por aceptarme y vivir asi conmigo me dice...
Salí caminando, los ojitos me brillan, lo dejé en la laguna, ahí nadando y jugando.

viernes, 7 de enero de 2011

Despertar

No podía tener abierto los ojos, el sueño era muy pesado, al final me dormí mientras escuchaba cantar a una niña desafinada...
Abrí los ojos y estaba su cabeza en mi pecho, dormía sin sobresaltos, su mano izquierda estaba sobre mi pene, la escena era de foto, a pesar de estar desnudos y un poco sudados me gustaba la imagen.
Me quedé mirando el techo de la habitación, era de puros espejos -¡Qué puterio!-, me gustó el toque...recordé mi foto de niño, esa clásica en pelotas y nos veiamos iguales, eramos dos crios desnudos acariciandonos.
Abrí los ojos y estaba mirandome, me sonrio -¡Qué blanco son sus dientes!-, ya era hora de bajar del bus, se sentía la brisa helada del mar, la piel se me erizó, hace frío, se acercó y me mordió el cuello, luego salió corriendo como si fuese un vampiro marino en la noche, me llamaba para que lo siguiera...
Abrí los ojos, ya se me había quitado el sueño, lo ví desnudo, dormía... me levanté, me vestí, me marché.