lunes, 4 de julio de 2011

Estación

“No se por que, pero jamás los volví a ver, él carga con once y ella con seis y si reía él le daba la luna…”
Se escuchaba en los parlantes de la estación cuando contestó el móvil, era para avisar que llegaría mas tarde de lo programado, suspiró esto lo molestó, pero nada que hacer, mejor optó por sentarse a mirar la gente pasar y seguir escuchando la música de los parlantes de la estación.
De pronto pasó una señora muy gorda, su cuerpo se dividía en un pecho voluminoso, casi gigante y luego un trasero apoteósico, que se meneaba al compás de la música.
Se sonrió y la imagino como una gran elefanta marina, seguida de machos más pequeños, enamorados de sus curvas, pronto el resto de personas eran muchos y variados animales, esto lo hizo sonreír mucho, toda la estación era un gran zoológico, mientras la música cambiaba drásticamente y ahora la elefanta bailaba “Lady Gaga”.

Caminaba con la cabeza gacha, escucha su propia música en los audiófonos de su móvil, se topa de frente con la elefanta, diestramente le hace el quite, se la queda mirando, asombrado por su magnificencia, para luego sonreír, se alegra, siente alegría, mira su reloj y ve la hora, para darse cuenta de que aun no llega, decide caminar por la estación, en eso suena el teléfono, contesta y es él, que le dice que no va a ir y le corta rápidamente, “Mama mia, here go again”, se oye en los parlantes, mientras se queda pensando, la verdad le dio lo mismo, se sintió aliviado con la llamada, ya que estaba ahí decidió recorrer la estación, miraba los trenes sin mucho interés, prefirió ir a las tienditas a vitrinear. Se detuvo en un puesto donde habían calcetines colorinches y a rayas, sonrió con cariño, se acordó de él, como siempre en realidad, lo vio en su mente nuevamente con sus zapatillas, pantalones a rayas y esos calcetines tan notorios, sonriéndole o gastándole una broma, sus ojos brillaron, la vendedora le preguntó si quería un par, le dijo que si y se llevó uno de rayas blanco con negro, son más sobrios pensó, luego se echó a reír, la chica lo miró extrañada.

Estaba cansado de estar sentado y ya el público le había aburrido, comenzaba a darle sueño, un gran bostezo fue el aviso -¡Tan dormilón que soy!-, se dice mentalmente, se levantó y decidió mejor caminar, fue a mirar los trenes, como se veían tan feos, optó por devolverse al asiento, pero un puesto de chocolates artesanales lo distrae, decide mejor evitar la tentación y camina entre las tiendas “Juntos, un día entre dos, parece mucho más que un día…”, cantaban los parlantes cuando se encontraron de frente, hubo un pequeño instante de nerviosismo, se sonríen, se miran con detención, siguen sonriendo, la casualidad de encontrarse, se transforma en que lo deseaban, se abrazan fuerte, él le regala los calcetines, se besan enamorados, luego en agradecimiento (excusa), lo invita a comer chocolates, se toman de las manos, como antes, mejor aun y se van juntos “Juntos, amor para dos, amor en buena compañía…
Si tú eres así…,
Que suerte que ahora estés junto a mi”


Agradecimientos especiales a unos lokos que estuvieron haciéndome escribir esto sonriendo y cantando.

Fito Páez
Lady Gaga
Abba
Paloma San Basilio