jueves, 25 de julio de 2013

Este relato lo escribí ayer en la micro, es extraño, la verdad no me parece bueno, es como parte de otro relato, pero ya lo escribí asi que lo subo, lo llamaré "Melancólico"

Cruzo aquella calle, donde se produce una corriente de aire, el viento fuerte pero suave, hela mis piernas y desordena mi pelo, no sé pero siempre sonrío, me da la sensación de ser transparente, de no estar…lo mejor es que paso dos veces al día por esa calle, camino del colegio. Matías, me dijo que quiere ser cantante y yo quiero ser actor, así que estamos planeando las historias que haremos en el cine, la música la hará él, y también cantará, así seremos un dúo, el mejor de todos. Él canta bonito a pesar de que lo he escuchado una sola vez, es tímido, no le gusta que lo escuche, yo actúo todos los días y no se da cuenta, en el colegio la maestra jefe siempre discute conmigo y yo la abrazo, él se ríe mucho. Un día nos fuimos juntos y pasamos por aquella calle, el viento nos hizo saltar, su cara se achicó y sus ojos también, nos dio mucha risa, esa tarde fue divertida. Siempre nos juntamos en clases, aunque estamos en puestos distantes, es extraño, nunca nos visitamos en la casa o salimos algún fin de semana, pero es grato saber que después de esos días nos veremos nuevamente en el colegio. Pero este lunes fue diferente..., no vino a clases, tampoco lo hizo el martes ni el miércoles, ya cuando era viernes me acerqué a la profesora y le pregunté por él, y me dijo que se había cambiado de ciudad, así que ya no vendría más al colegio, la miré extrañado y no supe que decir, lo primero que pensé es quién va a cantar las canciones de mis películas, me sentí cansado. Han pasado ya varios años, estoy por salir de cuarto medio y aun lo recuerdo, sigo pasando por aquella calle y veo su cara achicada y vuelvo a reír. Sé que voy a ser actor, ya lo soy, pero nosé cantar, Matías no está para hacerlo. Hoy cuando pasaba por aquella calle, bailé al compas del aire, cerré los ojos y canté, reí, la gente no se detuvo, no se extrañó, quizá ni si quiera me vio…

lunes, 8 de julio de 2013

Estaba pensando en un cortometraje cuando lo escribí, pero no sé, salió distinto, no tengo titulo aun.

La noche está helada, bueno es invierno, camino lento, siempre las manos escondidas no quiero que me las vean. Las farolas con esa luz amarilla me provocan tristeza prefiero mirar el suelo y notar menos su incandescencia, pero la vereda se ve tan demacrada, tan fisurada, maltratada, lastimada…levanté la mirada y lo vi, estaba distante, pero lo reconocí, estaba con poca ropa, vestido a la moda, pero sin abrigo, apreté los dientes y me detuve, casualmente lo hice bajo una farola, pensé rápidamente cómo hacerlo y si era necesario… lo es, lo es, me dije, incliné hacia la izquierda mi cabeza, estaba tenso, debe ser el frío sospeché, volví a caminar, aun más lento que antes, nadie me ve, nunca. Fui subiendo mis manos por mi pantalón, hasta llegar a la cintura, estaban ahí, delgado, pero firme, en mi parte derecha…, en la izquierda estaba el otro de igual forma, los afile en la tarde, los tomé firmes y suavemente levanté mis ojos, aun seguía en la esquina, esta vez lo vi mejor, su pelo claro, sus ojos idos, el semblante cansado…caminé aun más rápido, luego más, pero silencioso, él aun no me ve, no me siente, empecé a correr, llegué hasta su lado, me detuve frente a su cara, él se asustó, nos miramos unos segundos, y luego le clavé los cuchillos, justo debajo de las costillas, le quebré una por el ruido, no pudo gritar, se quedó sin aire por el dolor, moví con fuerza las empuñaduras, hasta quedar totalmente enterrados, luego lo empujé, no se sostuvo en pie y cayó, no se movió más, incliné mi cabeza a la derecha, me sentí triste, emocionado, quiero llorar, lo hice, por fin… Me voy lento, mañana es otro día y debo hacerlo mejor, si mejor.