martes, 23 de septiembre de 2014

Lindo domingo

Ramíro, caminó hacia la puerta, al abrirla le llegó de frente toda la luz del sol, no veía nada, lentamente distinguió el jardín, las calas, la ruda, el pequeño naranjo y los tomates que estaban poco a poco pintándose y se alegró... Se rascó los brazos, la cabeza, luego el poto y las rodillas, se estiró, giró el cuello un par de veces y salió a regar, detrás le siguió el "Teo", su perro negro con manchas blancas que ladraba animado y aun más atrás está Vilma, su mamá, que está sentada, mirándolo feliz, pero él no se da cuenta, mientras da el agua y moja los tomates y se imagina la rica ensalada que va a comer...